Ellos van conmigo.

domingo, 6 de mayo de 2012

Para Mirar al Árbol.

Hoy quiero compartir con ustedes este hermoso relato que nos habla de disfrutar las cosas pequeñas de la vida y tan simples como...mirar un árbol.
Que lo disfruten!


Por Poldy Bird*

Dicen: "no ves el bosque por mirar el árbol".Y yo digo al revés: "no ves el árbol por mirar el bosque". Y el árbol es, querido hombre, el símbolo de lo fraterno, de lo digno, de lo solidario.
Más hondas sus raíces, más allá su copa.
Aprisionado en esta tierra que nos tiene prisioneros a todos, el árbol se alza en actitud de vuelo.
El bosque es una multitud de verdes confundidos, es muchas pinceladas de pintores arracimando especies, confundiendo las formas y la hojas, unificando olores.
Pero el árbol...ése, uno, el que elegiste; supongamos que un tilo de copa redonda, con sus anchas hojas que tapizan las calles en otoño...y sus florecillas amarillas, intensamente perfumadas, mareando el aire de la primavera y los primeros días del verano.
Ese árbol, el tilo, tan fácil de encontrar, esconde el sueño de los gorriones...
Apréndete su verde, su madera grisácea, su sombra refrescante...
Apréndete la canción del viento en su follaje.
No pases sin mirarlo, por Alvear y Callao.
Búscalo en algún parque, en alguna plaza...
Dedícale un minuto.
Dedícate unos minutos...
Que de tanto correr por la vida, multiplicando cifras, acelerando el auto, pensando en las reuniones de negocios y las cotizaciones de la Bolsa,
te has salteado palabras que nunca pronunciaste,
has omitido etapas necesarias,
ocios imprescindibles,
emociones primarias y sencillas,
que no dejan más ganancia que una íntima monedita de luz en la alcancía del alma...
Sí, yo sé que no es fácil hacer lenta la marcha, que te sentís culpable cuando te das algo para vos solo,
que sobre tus espaldas el mundo pesa mucho, y cada día que pasa se multiplican tus obligaciones.
Hay muchos observándote, también lo sé.
Calculando tus logros, esperando que crezcas y que triunfes, o que tropieces de una buena vez...
Si dejás que ellos sigan manejando los hilos, no vas a poder salir nunca de la telaraña que te aprisiona.
Ay, hombre querido, ¿cuánto de tu propia vida te pertenece verdaderamente?
¿De qué sos dueño, en realidad?
¿Qué parte de vos se eleva, como se eleva el árbol?
¿Qué parte tuya sueña, se esperanza, se desnuda, se entrega?
¿Qué tiempo de tu tiempo te dejaron, te dejaste,
para asombrarte,
para temblar...?
Culpas, obligaciones, culpas, vértigo, culpas, culpas...
...y la culpa obliga a mover montañas.
Y vos movés montañas.
Pedir ayuda es debilidad.
Decir: "dame la mano", una verguenza...
Superman Tres se arregla solo, no le crea problemas a nadie, soluciona los problemas de todos pero no se permite manifestar los suyos.
Superman Tres no tiene miedo ni se cansa de correr y correr.
De vez en cuando dice:
-Voy a parar. Quiero mirar un árbol, estar en paz. Voy a parar, voy a arreglar mis cosas para poder mirar el árbol...
Superman Tres nunca se ha enamorado.
Nunca ha sentido celos.
No es positivo, afirma( tan evolucionado).
Por fina cortesía de su machismo las mujeres lo asedian y él se deja atrapar por dos horitas.
Se prodiga, se esfuerza
se enrieda, se desata,
nunca del todo, todo...
¿Cuál de las que lo miran ven al niño llorando adentro de su pecho?
¿Cuál de las que lo ven tan fuerte y poderoso rascan la cascarita del barniz y descubren que Superman Tres está lastimado y hay que darle la mano, y hay que decirle, "yo no vine a pedirte sino a darte, podés contar conmigo"?
¿Cuál?
Mirá, Superman Tres, lo que más me gusta de vos es ese gesto de fruncir un poco los labios apretando los dientes, como los chicos cuando desconfían. Ese gesto que hacés cuando me quedo callada en medio de una frase y querés conocer el final.
Y me gusta también cuando se prenden chispitas en tus ojos mientras decís o murmurás que hay que parar, que querés mirar el árbol.
Y me gusta que no me mientas.
Que aunque duela me digas la verdad.
Y que me duela más el desamparo de esa verdad que el enunciado de ella.
Para ver el árbol,(supongamos que un tilo porque me encanta el tilo) te falta aprender algunas cosas.
Porque no alcanzan solamente dos ojos lindos como los tuyos...
Para ver el árbol, hay que romper la campana de vidrio que te separa del trino de los pájaros...
Hay que pedir tres deseos cuando cruzás bajo un puente por el que en ese mismo instante pasa un tren.
Hay que reírse un poco más.
Hay que recordar, de vez en cuando, algo bello que nos haya sucedido...
Hay que repetir tres veces por día
la palabra "compañía", para espantar a los diablos oscuros de la soledad...
Hay que descubrir la primera florcita del ciruelo en primavera...
Hay que traerse siete caracoles de cada viaje al mar...
Hay que tener una canción que nos pertenezca...
Hay que tener una estrella elegida en el cielo, sabiendo su nombre y a qué constelación pertenece( la mía es Alfa de Orión)...
Para mirar el árbol(en este caso un tilo) hay que saber de qué árbol se trata y no ofenderlo confundiéndolo con otro de otra clase. Y juntar una de sus hojas, en otoño, y guardarla hasta que se convierta en fino polvillo de oro.
Si estás seguro de que querés mirar el árbol, no tenés más que cumplir los requisitos.
Y entonces sí lo vas a ver.
Vas a quedarte largo rato mirándolo, sintiéndolo, oliéndolo, sin ninguna culpa, sin ansiedad, con una paz sencilla y merecida, y una alegría que se irá agrandando, agigantando.
Vení, quiero ayudarte para que los veas.
Podés confiar en mí. Muchas cosas no sé.
Pero mirar un árbol, ¡eso sí lo sé bien!
*Escritora argentina nacida en Paraná, Entre Ríos.
Poldy escribe cuentos y poesías.
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